La persona con bulimia tiene preocupación por la comida y siente deseos de comer, especialmente alimentos calóricos. Consume grandes cantidades de comida en cortos períodos de tiempo.
Hacer dietas muy rigurosas o ayunos para compensar de algún modo los atracones, aunque no puede evitar sentir el deseo de comer impulsivamente. También hacen ejercicio muy intenso.
Para contrarrestar el aumento de peso, la persona con bulimia puede provocarse vómitos, abusar de los laxantes, consumir fármacos para reducir el hambre o diuréticos para orinar frecuentemente.
Aunque tenga un aspecto aparentemente saludable, puede tener oscilaciones de peso entre 5 y 10 kilos en poco tiempo. Obsesión por alcanzar un peso por debajo del saludable para su condición física.
La persona con bulimia suele ponerse nerviosa delante de las comidas.
Engaño a las personas de su entorno sobre sus hábitos alimenticios.
Cambios de humor y de carácter. Presenta depresión, sentimientos de culpa, tristeza, sensación de descontrol. Además se muestra como una persona con estricta autocrítica.
Irritaciones de garganta y problemas en la dentadura provocadas por la inducción repetida al vómito
Otros síntomas que presentan los pacientes con bulimia nerviosa son dolor muscular, cansancio y fatiga.
Inflamación de las parótidas dando sensación de cara redondeada y pequeñas roturas vasculares bajo los ojos por la presión al provocarse el vómito.
Es imprescindible acudir a un profesional en cuanto se detecten los primeros síntomas de esta enfermedad.